
jueves, 24 de septiembre de 2015
Técnicas y Recursos Artísticos con el uso de la Luz
Claroscuro:
Técnica
de dibujo y pintura. Se basa en producir el efecto de contrastes entre la luz y
las sombras. El claroscuro busca una conveniente distribución de luces y
sombras en una obra, de modo que se opongan y complementen mutuamente. En pintura, es una transición suave entre la
claridad y la oscuridad, e implica la presencia de luz y color en toda sombra,
y la presencia de sombra y color en toda luz. Consiste en el uso de contrastes
fuertes entre volúmenes, unos iluminados y otros ensombrecidos, para destacar
más efectivamente algunos elementos. Esta técnica permite crear mayores efectos
de relieve y modelado de las formas, a través de la gradación de tonos
lumínicos. Es también la distribución de los valores tonales en la organización de una obra de arte. La correcta utilización de este recurso gráfico contribuye a dotar de mayor expresividad, fuerza plástica y naturalismo a la representación de figuras en una composición artística.
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Claroscuro en pintura |
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Claroscuro en dibujo |
Las zonas del claroscuro son:
Zona
de iluminación clara: Esta zona identifica la parte que recibe los
rayos de luz en forma directa.
Zona
de penumbra: También llamada medio tono opaco. Esta zona identifica la
zona intermedia entre la zona clara y la zona oscura, va desde la clara y hasta
la oscura pasando por variedad de grises.
Zona
oscura: También llamada sombra propia, es la zona que no recibe ningún
rayo de luz, y se mantiene oscura.
Zona
proyectada: Esta zona identifica la sombra que un objeto proyecta sobre
otros objetos o sobre la superficie donde se encuentra.
Zona
de reflejo: Esta zona es la parte que recibe la luz que reflejan otros
cuerpos que la acompañan, se caracteriza por medios tonos luminosos. Esta
técnica realza el volumen de los objetos, retratos, expresiones faciales, da
más vida al dibujo.
Modulado de color:
Con
este tratamiento del color, se genera una ilusión de tridimensionalidad. Se
basa en el valor del color y en su temperatura. Se trabaja el color “de color a
color” (sin la utilización del negro y
el blanco) por módulos de color. El
volumen de los objetos se construye con los colores cálidos para las luces y
fríos para las sombras. Se realiza a través de los colores análogos y también
complementarios.
Modelado de Color:
A
diferencia del “modulado” este tratamiento se genera a través del color, la ilusión de volumen mezclando el color con
blanco y con negro, de manera de obtener una zona de luz, media sombra y
sombra. Es un pasaje paulatino que va desde el valor
alto de la luz al valor bajo de la sombra, con los cual se provoca una
superficie haciendo sugerencia al volumen de los objetos.
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Ejemplos de la izquierda - Modelado del color / Ejemplos de la derecha - Modulado de color |
Perspectiva aérea:
Es
la sugerencia de profundidad que producen las distintas maneras de manejar el color, ya que la atmósfera modifica color,
valor y saturación a medida que con la distancia, ella se torna más densa. Se
logra al imitar el efecto de espacio que
hace que los objetos se vean más pálidos, azules y nebulosos o menos
distinguibles a distancia media y lejana. Es la atmósfera progresivamente más
profunda que se halla entre el espectador y un objeto alejado, a través de la
cual la luz debe viajar, modifica aparentemente los tonos y las
representaciones tonales, disminuyendo los contrastes. Los colores más
cercanos, que vemos como locales en los objetos, cuando están
alejados aparecen como colores de la dispersión luminosa.
Ejemplos de perspectiva aérea
Mitos acerca de la sombra
Platón,
en “El episodio de la caverna, en La
República (380 a. C.) Aporta una de las metáforas que hacen a la cultura
occidental. La sombra, símbolo de irrealidad y conocimiento imperfecto, hace
referencia a su vez a otra instancia de la que es puro anuncio y degradación.
El platonismo subrayó el primer aspecto, el neoplatonismo el segundo. La escolástica
terminó convirtiendo la sombra en el símbolo del símbolo.
La
sombra simboliza lo ilusorio, pero como un significado de importancia: es como
humo que señala al fuego. La sombra será siempre lo irreal con relación a lo
real, siempre se presentará como lo que existe con respecto a otra cosa.
Podemos concebir la oscuridad sin luz, pero la sombra sin luz no. La sombra
aparece siempre por gradación o por contraste, nunca porque no esté. De este
modo el idealismo se sirvió de la sombra para negar la realidad y el
neoplatonismo, para afirmar la existencia de planos de realidad diferentes al
nuestro. Pero si la sombra es la gran metáfora de aquello que no es, el nombre
de una ausencia, lo es también de lo que se confunde con lo real. Si tanto se
insiste en su irrealidad es por lo fácil que es confundirla, y no sólo en la
sofisticada fábula platónica. La tradición popular lo refleja también, en una
leyenda hindú que habla de una sombra apaleada al ser confundida con un ladrón.
La Biblia habla de la sombra como metáfora de una única apariencia sin
sustancia.
Si
dibujamos siguiendo la silueta de la sombra nos podremos hacer nuestro retrato
o el retrato de un compañero. Plinio el joven cuenta en el libro XXXIV de su
Historia Natural cuál fue el origen de la pintura:
«…consistió en circunscribir con líneas el
contorno de la sombra de un hombre».
Esta
leyenda, trata de la creencia según la cual la pintura no surge de la
percepción real, sino de la memoria de la imagen construida a partir de una
sombra.
La
sombra en las tradiciones, se podría clasificar de la siguiente manera:
•
A la muerte del individuo, aparece la sombra desligada del cuerpo,
•
Desaparición temporal o definitiva de la sombra en vida de su dueño.
•
Importancia de la sombra como prueba de la humanidad de su dueño e identidad funcional
de sombra e individuo, (lo que le acontece a uno de los dos repercute en el
otro).
•
Comportamiento independiente de sombra y de cuerpo.
La sombra según la Mitología:
Una
sombra en literatura y poesía, puede entenderse en el sentido del espíritu o
fantasma de una persona fallecida, que reside en el inframundo.
Sólo
muy selectos individuos están exentos del destino de habitar en la sombra
después de la muerte, ascendiendo a la esfera divina. Es la apoteosis a la que
aspiraban los reyes que afirmaban su divinidad y se reflejaba en la veneración
de los héroes. Plutarco relata cómo Alejandro Magno se sintió inconsolable tras
la muerte de Hefestión hasta el momento en que recibió un oráculo de Amón que
confirmó que el fallecido era un héroe, es decir, que disfrutaba de la
condición de divino.
En
la religión de la Antigua Roma, existía la creencia de que después que el
fallecido fuera enterrado con determinados rituales funerarios, se transformaba
en sombra, formando parte entonces de los dioses familiares de la muerte.
Simbolismo que históricamente se le atribuye a la luz
La luz existe en estrecha relación con la oscuridad: en la
historia personal o social, una época sombría va seguida de una época luminosa,
así como a la noche le sucede el día.
Se asocia también al conocimiento, al tomar conciencia
de algo nuevo, frente a la oscuridad de la ignorancia. Sin luz no podríamos
vivir, la luz, desde siempre, pero sobre todo en las Escrituras, simboliza
la vida, la salvación.
La contraposición luz-tinieblas es analogada, en
muchas culturas, a la oposición vida-muerte, cielo-tierra. La luz es vida; las
tinieblas, muerte.
La luz, como el sol mismo, era desde la Biblia un símbolo
cristológico: la luz impregna todos los rincones de la comprensión que el hombre
tiene de su realidad; luz es acertar la pisada, no salirse del camino,
esperar una meta al final; y, por eso, la
luz es gozo, esperanza, felicidad.
Para el pensamiento medieval la luz es la imagen sensible de lo sagrado. Esta noción tiene su origen en los libros del Nuevo Testamento, en los cuales Cristo se llama a sí mismo la luz del mundo, y en los cuales Dios es nombrado como padre de las luces.
La concepción que liga la luz con lo divino fue ampliamente desarrollada por los pensadores cristianos de la Edad Media. En particular, la doctrina de la belleza elaborada por Dionisio el Areopagita identifica a Dios con el Bien y con la Luz, y considera que las imágenes materiales elevan el espíritu hacia la contemplación de la verdadera belleza, que es inmaterial. Esta doctrina neoplatónica constituye el fundamento filosófico de toda manifestación material del simbolismo de la luz en la Edad Media.
La influencia de la luz en el Arte Gótico (Arquitectura)
Con
la construcción de las catedrales góticas, se busca dar un nuevo mensaje: “el
mensaje de Dios a través de la luz”. El paso del Románico al Gótico supuso una
ruptura con la pesadez arquitectónica de la piedra maniatada bajo el corsé
estructural de las bóvedas de cañón y de los muros estructurales, para dar paso
a una arquitectura ligada directamente a “la construcción de sus entrañas, que
evolucionan hasta hacer posible la ejecución de verdaderas cajas de vidrio”,
buscando con su naturaleza simbólica el estado de admiración del visitante, el
encuentro con una realidad mística.
La
realidad del mensaje de la arquitectura gótica tenía que ser entendido a través
de su luz. Su composición, su distribución a lo largo de los espacios de la
catedral y su incidencia directa sobre los fieles, componía el mosaico de
escenografías a disposición del creyente para entender las escrituras, las que
sobrecogían y explicaban al pueblo como la luz de Dios se alcanzaba en las
alturas del pensamiento y su arquitectura. Entender esta luz es entender el
mensaje que los pensadores medievales dispusieron para el pueblo.
El
gótico y su nuevo simbolismo utilizan la luz de una manera novedosa. “la
arquitectura gótica se forma como la estructura de un árbol, dejando que la luz
filtre entre la hojarasca a través de coloridas vidrieras” Esta composición
provocará la original forma de introducción de la luz en el interior de las
catedrales.
La
luz no sólo es parte de la transformación del modelo religioso, sino que
definitivamente delimita su arquitectura envolvente, dando forma al espacio de
tal modo que supere los aspectos de
pesadez del Románico, ofreciendo una suerte de estructura infinitamente alta
para el ojo del observador y un modulado de luz que presta su función para
conseguir un efecto de elevación del “espíritu” hacia las alturas.
En
el interior de estos edificios la luz se convierte en el elemento predominante,
y en función de ella y su significado simbólico y espiritual se concibe el
resto de elementos arquitectónicos. Se intenta liberar los muros de su función
sustentante para colocar vidrieras más grandes y muy decoradas. Puede ser
mediante rosetones radiales (de ahí el nombre) o de vanos de mayor tamaño que
antes, que se decoran con vidrieras, sobre todo de color azul oscuro y rojo.
Los edificios tienden también a ganar en altura y verticalidad.
En
la arquitectura gótica las cargas localizadas dejan abrir muros de luz. Las
vidrieras que la filtran y tamizan crean en el interior un espacio diferente,
con colores que semejan al arco iris, la luz del interior es diferente a la luz
exterior originando un espacio psicodélico, un espacio divino.
La arquitectura gótica, a través de la
articulación de las vidrieras en el edificio como un auténtico muro traslúcido,
creó un espacio determinado por una luz coloreada y cambiante. (…) El intento
se basaba en el principio de alterar la luz física natural, como medio que nos
permite ver, identificar, medir y valorar la realidad, por una iluminación fingida
que visualmente fuese distinta de la natural. (…) El control de la luz, en
relación con el espacio arquitectónico, fue el punto de partida para convertir
el interior en un ámbito desprovisto de relaciones materiales y similitudes con
el espacio natural. (…) la abundancia de textos en los que la luz se asociaba
metafóricamente con la divinidad, justifica y explica esta concepción del
espacio de la catedral gótica como ámbito idealizado que asume el valor de un
micro-universo celeste.
NIETO
ALCAIDE, Victor. La Luz, Símbolo y sistema visual. Madrid: Ed. Cátedra 1989
La luz en la pintura Renacentista y Barroca
Renacimiento
es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa
Occidental en los siglos XV y XVI. Marca el cambio a los tiempos modernos. Los
Artistas se liberaron de lo que venía transcurriendo en la Edad Media y se
dedicaron a representar la realidad observable a través de la perspectiva
lineal. El estudio de las ciencias naturales, así como el interés por el arte
de la antigüedad clásica dieron lugar a una nueva forma de representación
artística que caracterizó el arte occidental durante siglos.
Las
expediciones de exploración, la expansión de las relaciones comerciales y los
descubrimientos científicos del siglo XV hicieron que la persona ya no se viera
sólo como una simple parte de la estructura divina de las cosas y lograron obtener
un sentido de conciencia como individuo propio.
Una
de las leyes descubiertas, es la de perspectiva central (con un punto de fuga),
desarrollada por Leon Battista Alberti, hizo posible el logro de la ilusión de
profundidad en una imagen bidimensional.
La
reproducción perfecta del espacio, las formas, la luz y el movimiento permitió
a los artistas de principios del siglo XVI, imitar la realidad y crear obras realistas.
El
estilo Barroco se dio en Europa en los siglos XVII y XVIII y se extendió también por Iberoamérica llevado por los
españoles. El movimiento a menudo se le identifica con el absolutismo, la Contrarreforma
y el renacimiento católico. Eran los tiempos agitados, de torturas y
ejecuciones públicas, de guerras muy sangrientas, enfermedades como la peste
asolaban y castigaban poblaciones enteras.
Surgió
como reacción frente al arte renacentista, muy formal, normativo y desnudo; el
barroco es lo contrario: contrastes acusados, gran libertad creativa y exageraciones
pasionales.
El
elemento más característico de la pintura barroca es su utilización de la luz.
En muchos casos, aunque no necesariamente en todos, la iluminación procede de
un único e intenso punto de luz. Su origen puede estar en el cuadro o fuera de
él.
El lienzo es una superficie plana y
bidimensional. La profundidad, es
una ilusión. Crearla, requiere de poner
en juego técnicas específicas. Las artistas plásticos fueron los primeros
maestros de este difícil arte.
La
pintura renacentista desarrolló técnicas para generar la ilusión de la
profundidad. Las más utilizadas fueron aquellas relacionadas con el tamaño
relativo y la distribución de los elementos en el cuadro. Son conocidos los
recursos de los que se sirvieron: suelos ajedrezados que parecen penetrar en
profundidad, objetos o personajes que empequeñecen en función de la distancia a
la que se encuentren y líneas paralelas que tienden a encontrarse a medida que
“se alejan” de nuestra mirada.
Los
pintores barrocos incorporan y perfeccionan las técnicas del Renacimiento. Se
sirven de la luz intensa y con una
marcada direccionalidad, para generar volumen a través del contraste.
Si
los pintores renacentistas gustaban de espacios amplios para así poder recrear
la profundidad, a los barrocos les basta con pequeñas salas o habitaciones
porque la luz hacía el resto. Aunque
para ello es imprescindible que la luz bañe el espacio conforme a la dirección
marcada. Si en este punto la ilusión de la pintura barroca se desvanece. Y es
aquí donde adquiere toda su importancia, no la luz propiamente, sino la
oscuridad o penumbra. Es el juego entre ambas la que crea propiamente la ilusión
de profundidad.
Sin embargo, en el Renacimiento la utilización de la luz estaba fuertemente restringida. La causa no es técnica , sino cultural y simbólica. Como se ha señalado, la perspectiva renacentista no pudo surgir en el arte medieval porque en aquel mundo el espacio no era ni homogéneo ni continuo, sino diferenciado y jerarquizado. El tamaño y situación de un personaje en el cuadro no mostraba su ubicación en el espacio físico sino su lugar en la jerarquía celestial. De modo semejante, el juego de la luz intensa y direccionada, la oscuridad que esta generaba, eran ajenas, incluso obscenas, en el mundo luminoso y cierto del Renacimiento.
El profundo
repudio que muchos contemporáneos de Caravaggio sentían ante sus cuadros no fue
falsa pose ni premeditada maldad. La oscuridad de Caravaggio devoraba el mundo
renacentista.
La pintura
barroca genera la profundidad a través de la luz. De este modo, libera la
composición parcialmente de las limitaciones que le había impuesto la pintura
renacentista.
Podría decirse
que la pintura barroca genera un espacio-luz diferente, del espacio-perspectiva del Renacimiento.
Ambas concepciones no son incompatibles. Desde muy temprano, muchos pintores
explorarán sus posibles alianzas dando nacimiento a nuevas y hermosas
composiciones.
Pinturas del Renacimiento:
Pinturas del Renacimiento:
Pinturas del Barroco:
¿Cómo trabajan Rembrandt y Caravaggio la Luz?
Rembrandt y la Luz:
La iluminación
Rembrandt se llama así porque es el tipo de iluminación que utilizaba el
artista en sus retratos al óleo, consistente en aplicar una fuente de luz por
encima de los ojos del modelo y conseguir que la sombra en la parte no
iluminada dejara un pequeño triángulo debajo del ojo a causa de la sombra de la
nariz. Esta técnica de iluminación se utiliza en retratos, le da un punto a la
fotografía muy interesante.
Rembrandt fue y
es uno de los pintores barrocos más admirados, estudiados y valorados del
mundo. Su forma de aproximar la luz al espectador ha ejercido una gran
influencia en la fotografía, ya que todas sus pinturas se basaban en un juego
de luces y sombras.
Este estilo de
iluminación fotográfica, es un efecto genial cuando está bien realizado pero si
no, puede provocar un gran efecto de rechazo, ya que a veces no es adecuado
para algunas poses o planos. Dominarlo perfectamente requiere mucho tiempo
porque no es una técnica sencilla; pero si logramos practicarla correctamente
lograremos unos efectos muy buenos.
Las claves para
un perfecto resultado es que exista una luz principal suave lateral, y otra por
encima de los ojos del retratado. Conseguiremos que la sombra en la parte no
iluminada deje un pequeño triángulo de sombra debajo del ojo a causa de la
nariz. De esta manera, obtendremos el clásico efecto de luz Rembrandt.
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El rapto de Europa (Rembrandt) |
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The Raising of Lazarus (Rembrandt) |
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The Blinding of Samson, 1636 (Rembrandt) |
Caravaggio y la
Luz:
Caravaggio
inventó una nueva luz: sustituyo la iluminación universal del Renacimiento, por
una luz cotidiana y dramática. Se dio cuenta que a su alrededor, había formas
de iluminación lábiles pero absolutas que nunca habían sido reproducidas y así,
cada vez más alejadas de la costumbre y de la norma, habían acabado por
resultar escandalosas y se las había suprimido de forma que, hasta Caravaggio,
lo más probable es que ni los pintores, ni la gente en general, la vieran.
El Tenebrismo
es un recurso artístico, introducido por Caravaggio. Consiste en disponer los elementos que
formaran parte del cuadro sobre un fondo oscuro. Por medio de una luz intensa y
selectiva, destacar a los mismos. Algunas partes de la escena quedarán atrás,
en penumbras, y por delante los gestos y los objetos situados en el primer
plano, generando mayor atención en el espectador. (Gran contraste de luces y
sombras)
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Jugadores de cartas (Caravaggio) |
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Los discípulos de Emaús (Caravaggio) |
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Narciso (Caravaggio) |
Fuentes de información
Léxico Técnico de las artes Visuales
Hispania Sacra, LXV Extra I, enero-junio 2013, 95-126
e-ISSN: 1988-4265, doi: 10.3989/hs.2013.017
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